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Viajar

INTENTAR

Aprender

Viajar por el mundo para descubrir y aprender es una experiencia maravillosa. Abrir la mente, el corazón y volver a sentirte niño es como rejuvenecerse, retroceder en el tiempo, sentirse vivo.

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Cada destino es una emoción y un sentimiento de miedo, suspenso, ganas de descubrir lo desconocido, de abrir puertas que nunca han sido abiertas y de sentir dentro de uno mismo, el sentimiento de que cambiaremos nuestra propia vida viviendo estas nuevas experiencias.

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¿Qué habrá en el destino final?

¿A quién me encontraré allí?

¿Todo saldrá bien?

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Son muchas las preguntas que aparecen en nuestra mente y pocas las respuestas que tenemos en el momento de la partida. Sin embargo, está la emoción, está el sabor de la aventura y de conocer algo nuevo y, en la gran mayoría de los casos, realmente vale la pena.

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Por otro lado, estar preparados para vivir estos momentos nos hace capaces de hacer que realmente valga la pena. Estar preparados nos ayuda a disfrutar cada segundo, cada sabor, cada olor del paisaje y sensación que podemos disfrutar en un buen viaje, ya sea de negocios, de ocio o de aprendizaje.

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En mis viajes siempre intentaba estar bien preparado para cada uno de ellos, aunque en la gran mayoría siempre sentía que me faltaba algo y que podía haberlo hecho mejor, eso sí, con la conciencia tranquila de haber hecho todo lo posible. .

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Aquí quiero compartir las experiencias que viví en algunos de mis viajes que marcaron mi vida para siempre, cambiaron mis conceptos y abrieron nuevas puertas en mi vida personal y profesional.

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